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ENSAYO: Seré un habitante del mundo a pesar del mundo de Roma Blanco

ARGENTINA PERFORMANCE ART

Camila Stehling

Allá por la década del ’70 los sociólogos Berger y Luckman hablaban sobre la vida cotidiana como una realidad ya objetivada, como si estuviera dada naturalmente y que, por lo tanto, no requeriría verificación alguna. Esto sucede, en parte, porque la misma ha estado presente antes y después de la existencia de unx.

No obstante, esa realidad no es la única, existen otras dentro de ella que los autores denominaron “zonas limitadas de significado”. Éstas refieren a aquellas esferas que irrumpen en la realidad de la vida cotidiana, logrando direccionar la atención hacia estas zonas por un momento determinado. Algunos de los tantos casos son las manifestaciones artísticas como la contemplación y/o participación en una performance, que invita la puesta en juego de la consciencia y el cuerpo, por ejemplo.

 

¿Qué sucede en esos espacios disruptores de la cotidianeidad? Y, sobre todo, ¿cuáles son los significados que decidimos darle? En este sentido, Roma Blanco configura su pieza performática Cyborg para vislumbrar “una solución utópica de resistencia”, frente a subjetividades que habitan un mundo atravesado por las técnicas médicas y farmacéuticas: “Cyborg es un exoesqueleto. Una armadura, un caparazón, un camuflaje, una pupa. Un vestido que es una burbuja, que es un refugio, que es una casa.”, explica la artista.

 

La performance se llevó a cabo por primera vez en el marco de arteBA 2021, presentada por Galería Acéfala con la curaduría de Irene Gelfman. Utilizando el el stand como si fuera una casa, la performer convocada, Nastya Rubert, se introdujo dentro de un traje compuesto por residuos metálicos de blisters de medicamentos adheridos sobre lienzo. Se acomodó dentro de éste y salió del cubículo para recorrer los pasillos y el espacio a cielo abierto, que conectaba los pabellones del establecimiento. Una pierna, un brazo, un rostro se asomaron para refugiarse de nuevo dentro hasta que, lentamente, comenzó a salir un cuerpo de aquel traje de blisters, observando el devenir del afuera. Luego se volvió a colocar su “armadura”, como diría Roma, y regresó a la seguridad y comodidad del stand-hogar.

Esta pieza performática, que circuló por los alrededores del establecimiento, tomó como punto de partida para su creación el periodo de aislamiento social a causa de la pandemia:

Lxs humanxs sobrevivimos atravesadxs por técnicas medicinales y farmacéuticas hegemónicas, pero también por sus discursos instalados, que constantemente marcan al cuerpo y a su capacidad de supervivencia. CYBORG tiene este anclaje. Es una performance hija de la pandemia, un momento donde se concentraron y profundizaron los síntomas que vengo señalando con el resto de mi obra.

Tal como expresa la artista, Cyborg representa el devenir inevitable de una sociedad que debe ingresar en el interjuego entre la adaptación a los tiempos que corren propios de la complejidad del mundo contemporáneo –crisis sanitarias, políticas y económicas– y la resistencia a imposiciones introyectadas, impostadas:

Hoy se requiere ir más allá de lo que la civilización históricamente se propuso como formas de existencia. Es urgente desplegar nuevas maneras de resistir. Desarrollar comportamientos y tecnologías haciendo foco en saberes ancestrales y en los conocimientos y experiencias acumulados de las especies.

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